¡Quedáte en Casa!

Quizá le resulte familiar esta frase, debido a la campaña utilizada por las autoridades de Salud del Gobierno de Costa Rica al iniciar la pandemia por COVID-19. Esta acción, consistió en motivar a la población general a permanecer el mayor tiempo posible en los hogares y salir únicamente si era estrictamente necesario para realizar compras a supermercados o farmacias, así como emergencias médicas.

Esta estrategia fue muy efectiva por algunos meses y logró de manera exitosa que en nuestro país no se desarrollara una primera ola entre los meses de marzo a mayo del 2020.

En ese lapso ,se experimentó un brote de casos que rápidamente fueron intervenidos, con un efectivo seguimiento y aislamiento de los  enfermos y sus contactos.

Sin embargo, esta condición era imposible de mantener debido a que las actividades, especialmente laborales, tenían que retomarse urgentemente para mantener la economía a flote y poco a poco reiniciar las actividades recreativas, con el fin de combatir el cansancio en la población.

Fue entonces en julio que vimos el golpe de una fuerte ola, así como el aumento de casos y de fallecimientos.

¿Experimentamos algún cambio? ¿Hubo variación en nuestras emociones?

Efectivamente, atravesamos una etapa de adaptación, en la cual, pasamos de la sorpresa a la rutina y perdimos la capacidad de asombro al saber de más de mil nuevos casos diarios se presentaban en el país, por consiguiente, nos dejó de impactar las 15 a 20 muertes diarias.

Posteriormente, en los meses de setiembre y octubre a manera de reactivación, se dio la apertura en la mayoría de actividades que habían sido clausuradas, apegadas a nuevas medidas de seguridad, prevención y reglas de convivencia.

Es muy necesario cuestionarse y analizar ¿En qué condición y por qué razón llegan a los hospitales personas mayores de 80 años? ¿Cómo se infectan los niños si los parques y las escuelas permanecen cerradas?

La respuesta a estas interrogantes radica en  la transmisión del virus que se genera dentro del hogar en una forma frecuente, de ahí la importancia del aislamento inmediato en una persona si presenta algún síntomas o a través de un posible contacto de caso positivo; además debe  realizarse la prueba diagnóstica correspondiente.

Actualmente, nos enfrentamos al problema en falta de reconocimiento correspondientes a los síntomas iniciales que puede presentar esta enfermedad. Generalmente, no se identifica un dolor de garganta, de cabeza o de cuerpo, una obstrucción nasal o incluso secreción nasal, como posibles síntomas asociados. Por el contrario,  se sigue pensando que solo síntomas como la tos, fiebre o dificultad para respirar son asociados al coronavirus.

Es necesario tener en cuenta, si dentro de su burbuja o núcleo familiar se reporta una probabilidad de un caso positivo, tomar  de inmediato las medidas necesarias para evitar la propagación del virus.

Con el fin de evaluar la transmisión intra-domiciliar del SARS Cov-2, se realizó un estudio de caso comprobado, entre los meses de abril y setiembre del 2020, en Tennessee y Wisconsin, EEUU.

Para el desarrollo de este estudio, se tomó como base a la persona que dentro de su núcleo familiar dio positivo a COVID-19 de primero, a este caso se le denomina caso índice.

Se le realizó un seguimiento diario de los síntomas a todos los miembros del hogar asociados al caso índice y se realizaron pruebas de Covid-19 diarias a cada uno de los miembros de su burbuja  por 14 días.

Seguidamente, se detallan los hallazgos del estudio:

  • De un total de 101 casos índice, se obtuvo 191 contactos intrafamiliares.
  • De estos 191 contactos, se obtuvo un total de 102 personas positivos al virus, lo cual representa un 53% de infección secundaria.
  • No hubo diferencia si el caso índice se trataba de una adulto o un niño, el rango de edad en esta población fue de 4 a 76 años con una mediana de 32 años.
  • El 75% de las infecciones secundarias ocurrieron en los siguientes 5 días del inicio de la enfermedad del caso índice.
  • De los contactos que resultaron confirmados, el 36% desarrollaron síntomas y 18% fueron asintomáticos, todos confirmados por pruebas de laboratorios.

Éste es parte de un estudio mayor que se está llevando a cabo en estos momentos, no obstante, arroja datos de gran interés, tales como:

  • Los casos dentro del hogar ocurren más frecuentemente de lo que se había estimado en estudios anteriores.
  • Las infecciones secundarias dentro del hogar ocurren rápidamente. Tres cuartas partes de los casos se presentan en los siguientes cinco días posterior al contagio inicial (caso índice).
  • En este estudio la infección secundaria intra-domiciliar fue alta independientemente de la raza o etnia de los participantes.
  • La transmisión del virus fue alta en casos independientemente si el caso índice fue un adulto o un niño.
  • Menos de la mitad de las personas identificadas como nuevas infecciones después del contacto con el caso índice, estaban asintomáticas en el momento en que se les detectó la infección y se mantuvieron asintomáticas por los siguiente 7 días de seguimiento, esto refuerza la necesidad de cuarentena de los contactos en el hogar de personas infectadas.

A la luz de estos resultados, debemos enfatizar que aquellas personas que son sospechosas de haber adquirido el virus, deben:

  • Aislarse de inmediato dentro de su hogar.
  • Evitar salir de la casa.
  • Utilizar una habitación y baño individual, si esto es posible.
  • Utilizar mascarilla al tener contacto con otros miembros del hogar.
  • Otros miembros del hogar también deben de usar mascarilla cuando interaccionan en una misma habitación.

Las medidas deben extremarse si dentro del núcleo familiar existen personas con factores de riesgo ya conocidas como hipertensión, cardiopatía, obesidad, diabéticos, o inmunosuprimidos.

Es importante notar que el caso índice no siempre es el primero que se infecta en un hogar, ya que personas asintomáticas pueden anteceder al caso índice, pero por su condición de asintomáticos pasan desapercibidos y continuar asintomáticos.

Todavía nos faltan varios meses de convivir con esta enfermedad y debemos informarnos cómo vivir una vida lo más normal posible, pero evitando infectarnos, esperando el momento en que exista un tratamiento efectivo y una vacuna que permita que la evolución de la enfermedad sea más favorable, hasta que ese momento llegue, cuidémonos apliquemos todas las medidas de protección  y que el “Quedarse en casa”, no sea un riesgo mayor para nosotros y para los que conviven con nosotros.

Fuente: MMWR 30 de octubre 2020

Dra. Gisela Herrera

Especialista en Medicina Interna e Infectología

Hospital CIMA